obra contemporánea
Vinieron el zorro blanco, el zorro gris, el zorro colorado.
Me olisqueaban los dedos de los pies.
Yo levantaba una pata y la otra como una flamenca.
Entonces vinieron el zorro azul, el zorro plateado, el zorro verde.
No sabían hablar pero se hacían entender clarísimo
con movimientos de sus colas.
Después aparecieron el zorro naranja, el zorro overo y el zorro violeta.
Se acercaban con falsa timidez.
Más atrás el zorro negro, el zorro púrpura, el zorro de agua.
Hacían pis para marcar el territorio.
Yo me senté en el pasto y, antes de que empezaran a comerme
poco a poco, me puse a tejer una cola para igualarlos en belleza.
Vino la tormenta y los zorros empezaron a correr en círculos.
No podían pasar las fronteras que ellos mismos habían marcado.
Me agaché, agarrándome las rodillas hice pis, y se abrió una puerta.
Salieron los zorros.
Me llevaban en andas sobre sus lomos como una princesa.
La lluvia los desconcertaba. Los ponía loquitos.
 
 
 
 
 
 
 
 

EL ZORRO GRIS, EL ZORRO BLANCO, EL ZORRO COLORADO. ROBERTA IANNAMICO con dibujos de tapa y lámina de Marina Fages

$15.000
EL ZORRO GRIS, EL ZORRO BLANCO, EL ZORRO COLORADO. ROBERTA IANNAMICO con dibujos de tapa y lámina de Marina Fages $15.000
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Vinieron el zorro blanco, el zorro gris, el zorro colorado.
Me olisqueaban los dedos de los pies.
Yo levantaba una pata y la otra como una flamenca.
Entonces vinieron el zorro azul, el zorro plateado, el zorro verde.
No sabían hablar pero se hacían entender clarísimo
con movimientos de sus colas.
Después aparecieron el zorro naranja, el zorro overo y el zorro violeta.
Se acercaban con falsa timidez.
Más atrás el zorro negro, el zorro púrpura, el zorro de agua.
Hacían pis para marcar el territorio.
Yo me senté en el pasto y, antes de que empezaran a comerme
poco a poco, me puse a tejer una cola para igualarlos en belleza.
Vino la tormenta y los zorros empezaron a correr en círculos.
No podían pasar las fronteras que ellos mismos habían marcado.
Me agaché, agarrándome las rodillas hice pis, y se abrió una puerta.
Salieron los zorros.
Me llevaban en andas sobre sus lomos como una princesa.
La lluvia los desconcertaba. Los ponía loquitos.