obra contemporánea

Blinde Klippe 1 (2015) Díptico. Fotografía intervenida con humo, copia en papel de algodón, espejo decapado. 75 x 50 cm cada pieza

Blinde Klippe -modismo alemán para Blind Spot- es un proyecto que incluye instalaciones, objetos e imágenes.
Tratando de entender qué implicaba la primera posibilidad de reproducirnos parcialmente en una imagen plana, reviviendo ese impulso original que fundamentaba la creencia en las imágenes y tratando de conectar con las personas que posaban para aquellas cámaras, acudí a los archivos de la Daguerrotipos del SXIX. Me preguntaba si es en torno a una costumbre que se produce una imagen o si la creación de imágenes es el regulador de nuestros hábitos. Fui más atrás, al surgimiento del espejo y su aporte en la construcción de nuestra identidad actual: los inicios de una identificación que tuvo la fuerza de asentarse como representación de nosotros mismos. A través del comportamiento habitual frente a nuestro propio reflejo, Blinde Klippe evoca la latencia del ritual fotográfico, y cómo el mecanismo de reconocimiento frente a las imágenes involucra esta memoria prolongada. La clave no es quién es el retratado, sino el funcionamiento de una imagen lanzada frente a nosotros y sus directivas para componernos. Comprender un retrato es un gesto voluntario y conectivo, aunque la necesidad de identificación es una lucha que puede resultar tan frustrante como erigir una efigie de humo. 

Blinde Klippe 1 de Ro Simonassi

$980
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Blinde Klippe 1 (2015) Díptico. Fotografía intervenida con humo, copia en papel de algodón, espejo decapado. 75 x 50 cm cada pieza

Blinde Klippe -modismo alemán para Blind Spot- es un proyecto que incluye instalaciones, objetos e imágenes.
Tratando de entender qué implicaba la primera posibilidad de reproducirnos parcialmente en una imagen plana, reviviendo ese impulso original que fundamentaba la creencia en las imágenes y tratando de conectar con las personas que posaban para aquellas cámaras, acudí a los archivos de la Daguerrotipos del SXIX. Me preguntaba si es en torno a una costumbre que se produce una imagen o si la creación de imágenes es el regulador de nuestros hábitos. Fui más atrás, al surgimiento del espejo y su aporte en la construcción de nuestra identidad actual: los inicios de una identificación que tuvo la fuerza de asentarse como representación de nosotros mismos. A través del comportamiento habitual frente a nuestro propio reflejo, Blinde Klippe evoca la latencia del ritual fotográfico, y cómo el mecanismo de reconocimiento frente a las imágenes involucra esta memoria prolongada. La clave no es quién es el retratado, sino el funcionamiento de una imagen lanzada frente a nosotros y sus directivas para componernos. Comprender un retrato es un gesto voluntario y conectivo, aunque la necesidad de identificación es una lucha que puede resultar tan frustrante como erigir una efigie de humo.